¡Qué bien lo hemos pasado en la ALGABA!
Hicimos muchísimas cosas: preparamos nuestro propio bollito de pan, visitamos dolmenes y un poblado prehistórico e incluso nos dejaron entrar dentro de una choza de verdad. Al principio, la choza estaba muy oscura, pero nos enseñaron un pequeño truco para ver mejor (cerrar los ojos y contar hasta 10). El truco funcionó y pudimos ver todas las cosas que había dentro de la choza: una cama para dormir, una pequeña cocina con vasijas de barro para preparar la comida, un tendedero para colgar las pieles, y muchas cosas más. Nos explicaron cómo fabricaban los utensilios y las armas para cazar y pudimos comprobar cómo cortan esas pequeñas piedras de sílex tan afiladas. Nos enseñaron las semillas que sembraban y molimos un poco de maíz.
Nos pintamos la cara y después hicimos un muñeco con arcilla parecidos a los pequeños ídolos que adoraban los hombres prehistóricos.
Después recogimos hojas de los árboles autóctonos y recargamos nuestra energía abrazándonos a un gran quejigo.
Visitamos a los animales y les dimos comida, pero el que más nos gustó fue: El burro. ¡Todos querían abrazarle!
Para terminar, escuchamos un cuento precioso y cantamos canciones.
Nos pintamos la cara y después hicimos un muñeco con arcilla parecidos a los pequeños ídolos que adoraban los hombres prehistóricos.
Después recogimos hojas de los árboles autóctonos y recargamos nuestra energía abrazándonos a un gran quejigo.
Visitamos a los animales y les dimos comida, pero el que más nos gustó fue: El burro. ¡Todos querían abrazarle!
Para terminar, escuchamos un cuento precioso y cantamos canciones.
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